Categorías de los Trastornos de personalidad

GRUPO A
(Raro/Excéntrico)

Paranoide

Desconfía y sospecha sobre las motivaciones de las demás personas.

Esquizoide

Desapego social y expresión emocional restringida.

Esquizotípico

Incomodiad social, distorsiones cognitivas excentricidades conductuales

GRUPO B
(Dramático/Errático)

Antisocial

Desprecio y violación de los derechos de las demás personas

Narcisista

Grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía

Limítrofe (Borderline)

Relaciones, emociones y,auto-imagen inestables. Impulsividad

Histriónica

Emocionalidad y búsqueda de atención excesiva

GRUPO C
(Ansioso/Temeroso)

De evitación social
e inhibido

Sentimiento crónico de sentirse una persona inadecuada e hipersensibilidad a la evaluación negativa

Dependiente

Conducta sumisa. Requiere recibir cuidados y que se le resuelvan situaciones no apropiadas para su edad y habilidades físicas.

Obsesivo-compulsivo

Preocupación con el orden, la perfección y el control.

Los trastornos de la personalidad en general son patrones de pensamiento, percepción, reacción y relación generalizados y duraderos que causan malestar significativo o deterioro funcional. Los trastornos de la personalidad y sus manifestaciones varían significativamente, pero todos ellos parecen ser consecuencia de una combinación de factores genéticos y ambientales. Muchos se vuelven gradualmente menos graves con la edad, pero ciertos rasgos pueden persistir en cierto grado después de la desaparición de los síntomas agudos que motivaron el diagnóstico. El diagnóstico es clínico. En el tratamiento se utilizan terapias psicosociales y a veces fármacos.

Los rasgos de personalidad representan patrones de pensamiento, percepción, reacción y relación que se manifiestan relativamente estables a lo largo del tiempo.

Hay un trastorno de la personalidad cuando estos rasgos son tan prominentes, rígidos e inadaptados que deterioran el funcionamiento laboral y/o interpersonal. Estas inadaptaciones sociales pueden causar malestar significativo en las personas con trastornos de la personalidad y en aquellos que los rodean. Para las personas con trastornos de la personalidad (a diferencia de muchos otros que buscan asesoramiento psicológico), la angustia causada por las consecuencias de sus comportamientos socialmente inadaptados suele ser la razón por la que buscan tratamiento, más que por malestar con sus propios pensamientos y sentimientos. Por lo tanto, los profesionales inicialmente deben apuntar a que los pacientes vean que sus rasgos de personalidad son la raíz del problema.

Los trastornos de personalidad por lo general comienzan a hacerse evidente durante la adolescencia tardía o adultez temprana, aunque a veces los signos se evidencian más adelante (durante la infancia). Los rasgos y los síntomas varían considerablemente de acuerdo a su duración en el tiempo; muchos se resuelven con el tiempo.

Los Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición (DSM-5) enumeran 10 tipos de trastornos de la personalidad, aunque la mayoría de los pacientes que cumplen con los criterios de un tipo también cumplen con los criterios de uno o más. Algunos tipos (p. ej., antisocial, límítrofe) tienden a disminuir o resolver con la edad; otros (p. ej., trastorno obsesivo-compulsivo, esquizotípico) son menos propensos a hacerlo.

Alrededor del 10% de la población general y hasta la mitad de los pacientes psiquiátricos en las unidades hospitalarias y clínicas tienen un trastorno de la personalidad. En general, no hay diferencias claras en términos de sexo, clase socioeconómica y raza. No obstante, en el trastorno de la personalidad antisocial los varones superan a las mujeres en una relación 6:1. En el trastorno límite de la personalidad, las mujeres superan a los hombres 3:1 (pero sólo en el ámbito clínico, no en la población general).

Para la mayoría de los trastornos de la personalidad, el grado de heredabilidad es alrededor del 50%, que es similar o superior a la de muchos otros trastornos psiquiátricos principales. Este grado de heredabilidad argumenta en contra del supuesto de que los trastornos de personalidad son defectos del carácter generados principalmente por un entorno adverso.

Los costos directos de la atención de la salud y los costos indirectos asociados con el lucro cesante asociados con trastornos de la personalidad, en particular el trastorno de personalidad limítrofe y el trastorno obsesivo-compulsivo, son significativamente mayores que los costos similares asociados con el trastorno depresivo mayor o el trastorno de ansiedad generalizada.